Estamos en verano y nos encanta celebrar las reuniones familiares o de amigos en torno a una buena barbacoa. Socializar alrededor de un buen plato de carne se ha convertido en uno de los pasatiempos favoritos de este verano.

Estamos seguros de que conocéis todos los trucos para disfrutar de una buena parrilla y apreciar todas sus texturas y sabores, pero por si acaso hoy os vamos a contar una serie de detalles que debéis tener en cuenta para disfrutar al máximo de una gran barbacoa.

CARNE DE CALIDAD.

Elegiremos las carnes que mejor se adapten a nuestros gustos y a nuestro bolsillo, pero no hay carnes mejor que otras.  Son típicos el chorizo, la panceta o las costillas, pero también se puede asar una pechuga de pollo o un buen solomillo.

Lo importante es contar con carne de calidad y con un carnicero de confianza que te ofrezca las mejores piezas para que las encuentres sabrosas y jugosas.

Las hamburguesas quedan mejor en una plancha o en una sartén porque no pierden el contenido en grasa y salen más jugosas, pero si os gusta la textura de la carne de hamburguesa tras pasar por las brasas adelante.

EL CORTE ES FUNDAMENTAL.

Si acudes a tu carnicero de confianza no tendrás ningún problema en que te ofrezca las mejores piezas y los mejores cortes en tus carnes.

Para la barbacoa son mejores piezas con un determinado tanto por ciento de grasa por lo que si buscas una carne potente y mas magra puedes optar por el lomo alto, y si lo que quieres es algo más suave y más jugoso el lomo bajo te quedará mejor.

NO PONER DEMASIADA CARNE, NI DEMASIADO FRÍA.

No debemos atemperar la carne antes de colocarla en a parrilla. La temperatura ambiente es la ideal para la carne antes de ser cocinada. Si la añadimos fría, el contraste de temperatura con la parrilla hará que se quede dura y seca.

Lo idea es sacarla de la nevera unas tres horas antes y echarla a las brasas poco a poco para que se pueda cocinar en su totalidad, a fuego lento, sin que le robe el calor un exceso de carne ene le fuego.

LA BARBACOA SIEMPRE DE LEÑA.

Aunque existen barbacoas de gas o eléctricas, incluso de carbón, la leña, preferiblemente de encina, es la que más nos gusta para encender nuestra barbacoa.

El carbón desprende partículas tóxicas y el gas o la luz nos parece demasiado artificial.

La leña la encenderemos (cuidado a la hora de encender que es el momento más peligroso de la barbacoa.) una media hora antes de que queramos empezar a cocinar y dejaremos que se vaya consumiendo los troncos de tamaño medios hasta que nos queden unas ascuas rojas y brillantes.

CADA CARNE TIENE SU TIEMPO DE ASADO.

No respetar el tiempo de parrilla de cada pieza de carne nos hará que quede o poco hecha o demasiado hecha.

Debéis sabes que el chorizo, la butifarra o la panceta por ejemplo, tardan menos en hacerse que un entrecot o unas chuletas. A nosotros nos gusta poner primero las butifarras,  chorizos y demás a modo de aperitivo y dejar las carnes reinas como el chuletón o el solomillo para el final.

HAY QUE CONTROLAR LA BRASA Y LA ALTURA DE LA PARRILLA.

Las primeras brasas son muy fuertes y desprenden mucho más calor que cuando llevamos un rato cocinando, por lo que al principio la rejilla deberá estar más alta para ir bajándola poco a poco a medida que va pasando el tiempo y las brasas van perdiendo intensidad.

Además evitaremos el contacto de la carne directamente con la llama ya que se quemará y se secará. Si nos sale llama podemos subir la parrilla y controlarla con un pulverizador de agua.

NO MEZCLAR SABORES.

No podemos mezclar sabores en la barbacoa que luego van a ir mezclados a nuestro plato.

Si decidimos hacer una parrilla mixta de verduras pescados y carne debemos distribuir las zonas para la carne y las verduras y utilizar una rejilla distinta o limpiar muy bien la misma antes de hacer pescado.

NO PINCHAR LA CARNE.

Si pinchamos la carne continuamente, o la hacemos cortes para ver si está hecha, conseguiremos que pierda muchos jugos.

CONTROLAR LA SAL.

Debemos tener cuidado con la sal porque hay carnes que toleran bien una cantidad de sal y otras no necesitan ser saladas. También debemos cuidar la cantidad de guarnición o ensaladas que ponemos para no pasarnos y deslucir el plato estrella que es la carne.

El aceite va a vuestra elección pero si queréis nuestro consejo os diremos que nosotros no utilizamos aceite para hacer la carne, cocinándola de manera pura en su propia grasa.

Evidentemente tampoco somos muy amigos de las salsas, pero si elegís alguna, probad con salsas suaves que no resten sabor a la carne.

Con esto ya sabéis todo lo que hay que saber con respecto a las barbacoas, ahora sólo queda que tengáis prudencia con el lugar elegido por el tema de posibles incendios y que disfrutéis de la carne y de la compañía.