Seguimos sumidos en plena pandemia, las fuerzas flaquean y no vemos la luz al final del túnel por eso creemos que debemos tomarlo con resignación y adaptarnos a esta situación de la mejor manera posible, por eso hoy os proponemos que disfrutéis de pequeños placeres como pueden ser los culinarios rodeados de vuestros eres más cercanos.

 

¿NOS TOMAMOS UN PLATO DE JAMÓN?

 

Nuestros jamones ibéricos con D.O Guijuelo no necesitan presentación, y existen pocos placeres gastronómicos como disfrutar de un buen plato cortado en finas lonchas acompañado por un buen vino tinto o rosado por ejemplo.

 

En este punto os recomendamos visitar nuestro post sobre el maridaje del jamón porque os vais a sorprender con la multitud de posibilidades que ofrece el jamón para combinar con diferentes bebidas, incluso con cerveza.

 

 

En el post de hoy nos vamos a intentar animar con unos sencillos consejos con los que conseguiréis apreciar aún más su aroma y su sabor convirtiendo el simple hecho de comer jamón en una experiencia única.

 

LA TEMPERATURA ES IMPORTANTE.

 

Lo primero que debéis saber es que, para apreciar en todo su esplendor los colores, aromas y sabor de un buen jamón, la temperatura debe estar entre 22- 23 grados. El frío afecta a la calidad del jamón solidificando la grasa, impidiendo su liberación y apretando las fibras de la carne, otorgándole una textura que dista mucho de la suavidad que se nota en boca al consumirlo a temperatura ambiente.

 

 

Debemos pelar el jamón antes de cortarlo, e ir avanzando a medida que vamos llegando de nuevo a la piel. Quitaremos la piel y la grasa más externa de los bordes.

 

CÓRTALO POR LA PARTE ANCHA DE LA PATA.

 

El jamón debe ser cortado primero por la parte ancha de la pata. De esta manera, la grasa irá bajando hacia la parte estrecha, manteniendo en todo momento su textura, impidiendo que se seque la carne. Reservaremos unas lonchas grandes de grasa para tapar el corte al terminar.

 

Además debe ser cortado con delicadeza, muy despacio, en lonchas muy finas de unos 6 centímetros y combinando las zonas de grasa y magro para lograr la máxima jugosidad. Así conseguiremos que el jamón se funda contra la lengua y conseguiremos apreciar su sabor plenamente.

 

 

EL CORTE Y LA PRESENTACIÓN SON IMPORTANTES.

 

Las lonchas cortadas las serviremos sobre un plato blanco. Un plato de este color resaltará más los colores vivos de la carne y conseguiremos una presentación adecuada. Además sobre un plato de cerámica blanca el jamón no se pega.

 

La forma de colocar las lonchas es solapándolas ligeramente, formando una figura de la misma forma que el plato dejando una parte central para hacer un adorno con el propio jamón, o para acompañar la ración de unos picos de pan, por ejemplo, aunque lo ideal es consumirlo solo.

 

Si las lonchas las tenemos envasadas al vacío, lo suyo, es sacarlas un rato antes del plástico para que la carne respire y comience su proceso de oxidación, así la grasa alcanzará la textura necesaria para su degustación. Tanto, si es jamón cortado como si es loncheado al vacío recomendamos no comerlo antes de 15 minutos, una vez, ya esté en el plato.

 

 

Con la pieza terminada podemos aprovechar el hueso para elaborar deliciosos caldos.

 

Como hemos hablado al principio del post, la manera de no fallar es maridar nuestra ración de jamón ibérico D.O Guijuelo con un buen vino tinto de sabor suave, pero si queréis sorprender a vuestros comensales probad a maridarlo con un champagne rosado. Se crea un amalgama de sabores difícil de olvidar que hace imposible no querer repetir.