El esfuerzo diario al que están sometidos nuestros hijos hace que necesiten un aporte continuo de energía, tanto para la actividad diaria, como para su continuo desarrollo. Que duda cabe que ese aporte energético les viene dado por la comida. Lo ideal es que tanto nuestros hijos, como nosotros realicemos cinco comidas al día. Desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.
No os vamos a decir cómo debéis alimentar a vuestra familia, pero si que nos vais a permitir en este post, acercaros unas ideas para los almuerzos y las meriendas de los pequeños de la casa.
Lo normal es combinar alimentos a lo largo de la semana. Si un día toman bocadillo, al día siguiente podemos ponerlos fruta y otro lácteos por ejemplo. Lo que debéis evitar es la bollería industrial por su alto contenido en grasas saturadas y azúcares.
Una de las mejores opciones es la del típico bocadillo de pan, que aporta hidratos de carbono y vitaminas relleno de embutidos o fiambres que aportan la dosis necesaria de proteínas para el rendimiento del cuerpo.
EMBUTIDOS Y FIAMBRES NO SON LO MISMO.
Como decimos, los embutidos y el fiambre son una de las opciones más populares para la merienda de los niños. Sin embargo, debes saber que no son lo mismo.
Nuestros embutidos (Chorizo, lomo, salami…) son derivados de la carne que se elaboran con piezas troceadas condimentadas con distintas especias que se embuten dentro de tripas naturales.
Los fiambres (jamón de york, mortadela o chopped), por su parte, son piezas de carne saladas y cocidas que se elaboran con trozos de carne y grasa procedentes de distintas partes del animal a las que se añaden féculas, gelatinas y colorantes.
Los embutidos son ricos en proteínas, fósforo, hierro y vitaminas del grupo B, esenciales para estimular el buen desarrollo cognitivo de los niños. Esto unido a la naturalidad de sus ingredientes los convierten en una merienda muy sana para nuestros hijos.

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